viernes, 10 de enero de 2014

10 / 01 / 14

Siempre había oído la expresión "ser un trol" en las redes sociales, y aunque imaginaba más o menos el significado del concepto, hasta ayer no supe cuál es la terrorífica realidad.

La línea temporal es así:

15: 00 Tuiteo (como siempre) la viñeta del día anterior. En este caso, la de un joven buscando trabajo como un zahorí. 

15:01 Recibo una respuesta de un tuitero, alegando que ese chiste era un plagio y me manda el tuit del que, en teoría, yo me he copiado. El tuit dice así (transcrito tal cual): 
Buscar trabajo con una rama en forma de Y.
Como no tengo ni idea de lo que me espera, y siempre voy de buen humor, respondo algo así como: 
¡Vaya, parece que hemos conectado a nivel cerebral!
15:03 Me doy cuenta de que no era una broma y el tuitero está realmente cabreado. Está en su derecho y puedo incluso entender su malestar si realmente cree que tengo tiempo y ganas de leer los 15,000 tuits que recibo al día esperando con malevolencia que haya uno bueno para robarlo y... publicarlo gratuitamente (soy así, un Robin Hood de la tinta) A parte del hecho de que hago las viñetas la noche anterior, porque tengo un trabajo y ganas de comer, pero esa es otra historia.

15:04 Ataca la horda de trolls
De pronto empiezan a enviarme mensajes de gente que no tengo el placer de conocer, para decir que ellos ya lo sabían, que siempre robo y otras gentilezas.

Y ahí es donde me doy cuenta de lo que es un trol. Me siento David el Gnomo, rodeado e incapaz de hacer nada porque diga lo que diga, voy a empeorarlo. Así que me retiro y sigo con mi vida (y mi virus estomacal) que, como el desodorante, no me abandona.

¡Un abrazote!

P.D. Hace diez años, estornudé y me salió algo así como ¡faaceeebuuuk! ¿Podré emprender acciones legales contra Zuckerberg por plagio?




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...