miércoles, 30 de abril de 2014

30 / 04 / 14



Y llegamos al final de esta mini semana para todos aquellos que tienen pu... (¡cuidado, lector!, si pronuncias tres veces puente delante del espejo se aparece Calatrava y lo construye con baldosas deslizantes y peligro de derrumbe)
¡Un abrazote!

martes, 29 de abril de 2014

29 / 04 / 14



Que sea Martes no es excusa para estar deprimido. Es un deber.
¡Un abrazote!

lunes, 28 de abril de 2014

28 / 04 / 14



Y ya estamos a Lunes. Con su zumbido resaquero y el cansancio acumulado durante los días que (supuestamente) deberíamos haber descansado... ¡A recuperarse!
¡Un abrazote!

viernes, 25 de abril de 2014

25 / 04 / 14



¡Y por fin es viernes! Ya sabéis lo que toca. Viñetas hechas con prisas y jolgorio.
¡Un abrazote!

jueves, 24 de abril de 2014

24 / 04 / 14



Pasada la resaca librera, es momento de descubrir los daños colaterales.

¡Un abrazote!

P.D. Perdón a todos los que intentaron utilizar la entrada de ayer "Consigue tu rosa" desde un móvil. Ya he visto que no funciona. Aun así, si os la perdisteis, echadle un ojo desde un ordenador, vale la pena.

miércoles, 23 de abril de 2014

¡Consigue tu rosa!

Esta es mi forma de hacer llegar mi rosa a todas y cada una de mis seguidoras. Disfrutadla del mismo modo que yo lo he hecho creándola.

¡Un abrazote!

Sant Jordi




Como no podía ser de otro modo, hoy, especial Sant jordi. O día del libro, como más os guste.
Y esta tarde, siguiendo el rollo literario, pues qué menos que un buen cornerrollo.

¡un abrazote!

P.D. Leed mucho, oled las rosas y recordad que los dibujantes y los escritores también son personitas.

martes, 22 de abril de 2014

22 / 04 / 14



Cuánto cuesta arrancar después de unos (merecidos) días de descanso...
Bostezas, te autoflagelas, escudriñas el refrigerador y cuando no quedan excusas...
¡Viñetas del día!

¡Un abrazote!

jueves, 17 de abril de 2014

17 / 04 / 14



Ha sido difícil vencer la resaca y la decepción del día anterior. Pero, con todo, aquí están las viñetas.
Espero que paséis una gran Semana Santa.

¡Un abrazote!

miércoles, 16 de abril de 2014

16 / 04 / 14


Las viñetas santas del día. Espero que no me montéis un cirio (humor del malo, ON)

¡Un abrazote!

martes, 15 de abril de 2014

15 / 04 / 14



Cornerrollo (casi) mensual

Siempre que se debate entre amigos la diferencia entre hombres y mujeres, (hablamos de debates serios, nada que pueda sacarse de esperpentos tipo “las mujeres son de marte, los hombres son de venus”) uno de los temas que sobresalen es la facilidad, y al mismo tiempo el descuido, de los hombres al orinar.

No voy a meterme en aspectos fundamentales de la cuestión porque sí, nos resulta sencillo y sí, (a veces) somos descuidados. Pero creo que hay cierta mitificación sobre el proceso que siguen los hombres cuando acuden al lavabo. Muchas parecen pensar que se trata tan solo de enfocar la manguera, abrir el grifo y apuntar el chorro hacia su destino. Y siendo así, no me extraña su enfado cada vez que descubren alguna gota fuera de su cesto.

Pero en realidad es mucho más complicado que eso. Por mucho que nos esforcemos, durante el proceso se producen complicaciones inesperadas que no están en la mano (como lo está la manguera) del bombero en cuestión. 

Para empezar, hay que olvidarse del mito del chorro uniforme. De serlo, apoyaría de buen grado la utilización de la lengua como recogedor por castigo por cada gota de ácido úrico desperdigado. Sin embargo, por mucha concentración, por mucha intensidad, por mucho interés que le pongamos, nuestro chorro tiene vida propia.

No se trata de una vida “real”, claro. Nadie en su sano juicio le pondría nombre al agua de su manantial, ni le hablaría, ni le recompensaría por la intensidad de su olor o la claridad de su color. Bastante tenemos con los que nombran a su manguera con motes del tipo “grandullón”, “calvito klein” o “la pértiga de Serguéi Bubka“ para avergonzarnos.

El concepto fundamental con el que os debéis quedar es este. Nunca sabes hacia dónde ni como saldrá.

A veces, tras colocarte en posición (rodillas semiflexionadas, piernas abiertas equidistantes a la taza, mirada clavada en el objetivo, mano guía dirigiendo la cabeza de la manguera), el chorro decide funcionar en modo aspersor. De pronto, el cabal de agua que esperabas surgiera concentrado como un láser brota en abanico, ampliando por seis su radio de impacto. Intentas dirigirlo como puedes utilizando toda opción a tu alcance. Ambas manos, flexionar las rodillas para reducir la distancia con la taza, intentar relajar la vejiga… Todo. Pero es demasiado tarde. La propagación se ha producido. 

Otras veces se produce el llamado “modo bífido”. Sin venir a cuento, el chorro se bifurca creando dos chorros autónomos. El problema de este modo es que podemos quedarnos embelesados admirando las figuras que, como en un campeonato de natación sincronizada, crean los chorros, cruzándose, separándose y volviéndose a unir como los rayos de protones de los cazafantasmas. 

Por no hablar de la erección matinal, que puestos a ser puntilloso, os diré que no es por vosotras, sino que es el modo en que nuestro cuerpo nos dice lo contento de estar de seguir vivo. Luchar contra la erección, es como intentar controlar una manguera de bombero abandonada a su suerte. La presión del agua hace que salte de un lado a otro, se eleve y descienda con brusquedad o haga círculos concéntricos como una cobra enfurecida. 

Como veis, el proceso es algo más complicado de lo que parecía. Aun así, está claro que del mismo modo que ensuciamos, podemos y debemos limpiar el estropicio. Eso no quita que alguna gota pueda escapar alguna vez a nuestra concienzuda desinfección, del mismo modo que no evita que quien es un cerdo con el resto de sus quehaceres, lo sea también a la hora de usar el baño. Pero es un error meternos a todos en el mismo saco.

Y sí, todo se solucionaría meando sentados. Aunque si nos ponemos así, también se solucionaría poniendo urinarios de pared del mismo modo que muchos baños disponen de bidé. 

En fin, se trata de un debate largo en el que todas las partes pueden utilizar razonamientos acertados para defenderlos. Por mi parte sólo veo una solución. Mear en el Bar.

¡Un abrazote!

P.D. Podría elegir otros temas, pero afrontémoslo, el pis vende.

lunes, 14 de abril de 2014

14 / 04 / 14



Ya estamos a Lunes. ¿Es un Lunes santo? Supongo que dependerá de lo que hayais\ estéis \planeeis hacer con el día. Para mi, de momento, lo dejaremos en Lunes casto.

¡Un abrazote!

jueves, 10 de abril de 2014

10 / 04 / 14



Aún con la resaca y el cabreo por el partido de ayer (no por perder, a eso estoy muy acostumbrado, sino por la imagen del equipo) he sacado fuerzas para hacer las viñetas. perdonad la calidad. Como decía Yoda, la ira lleva al trazo oscuro.

¡Un abrazote!

miércoles, 9 de abril de 2014

09 / 04 / 14


Hoy viñetas tardías y dibujadas en condiciones extremas (ese deporte de riesgo llamado "tu aguanta el portátil que yo hago un par de trazos rápidos").
Y ahora a calentar, que no quiero tener ningún esguince de corazón antes de que empiece el partido.

¡Un abrazote!

P.D. Sí, leer y ver fútbol, es compatible.

martes, 8 de abril de 2014

08 / 04 / 14



Hoy ración triple, pero no os acostumbréis, que engordan el ánimo.

¡Un abrazote!

lunes, 7 de abril de 2014

07 / 04 / 14


Día de lío. Me he escabullido veinte minutos para poder hacer la viñetita y, cuando llegue a casa, si no es muy tarde, añado la que falta. Entre tanto...

¡Un abrazote!

viernes, 4 de abril de 2014

04 / 04 / 14



Por mucho que lo intentara, nunca habría imaginado que Esperanza Aguirre fuera una fiel seguidora de los GTA. Cuidado policía, ¡Aguirre ha llegado a la ciudad!.

¡Un abrazote!

jueves, 3 de abril de 2014

03 / 04 / 14



Y al mediodía.... ¡Alegría! (Pido perdón por las pesadillas que pueda provocar la frase en lectores de cierta edad)

¡Un abrazote!

miércoles, 2 de abril de 2014

02 / 04 / 14



Cornerrollo (ya casi ni) diario

Hacía tiempo que no pasaba una noche en blanco trabajando. Me había olvidado del estrés y de las diferentes etapas que quemas cuando ves que pasan las horas, crece el cansancio, y sigues necesitando estar enfocado.

Se empieza con un moderado optimismo. Has hecho tus cálculos (siempre alegres) y crees que habrás terminado entre las tres o las cuatro de la mañana. Por supuesto, evitas pensar en los efectos de la sobredosis de café, en las horas fantasma y el viaje psicotrópico setentero que se produce al salir el sol. Eres Naif y lo aceptas. 

Te sientas frente al ordenador (mesa, fórmula 1, Nacho Vidal… cada cuál a sus quehaceres). La sangre bombeando como los bajos de un After (BUM, BUM, BUM), las pupilas dilatadas y cierta sequedad en la comisura de los labios. Eres una máquina bien engrasada. Tienes claro qué has de hacer y cómo debes hacerlo. Y te pones a ello. 

Las horas pasan y llevas un buen ritmo. Te sientes capaz de comerte el mundo. Y hablando de comer… Primeras visitas a la nevera. Se trata más de una visita social que de una necesidad nutricional. No tienes hambre, pero estirar las piernas viene bien y afrontémoslo, hay pocas cosas que hacer en una casa a oscuras. Así que abres la nevera y la oscuridad se desvanece con la anaranjada luz de la puerta de la nevera. Revisión. Margarina, en su lugar. Lácteos, bien blancos. Verduras, consumiéndose. Todo en orden. 

Acabas cogiendo cualquier cosa que no necesite preparación. Una loncha de jamón dulce, de queso, algún yogurt caducado o pegando un mordisco a cualquier resto de comida (por poco apropiada que sea) que aparezca en un tupper. 

¡A currar!

Continúas trabajando, pero el ritmo se enlentece. Llega la primera hora fantasma. Sí, son dos. La primera aparece al rebasar la hora en que generalmente vas a dormir. De pronto, el sueño se apodera de tu cuerpo. Por mucho que hagas, por mucho que te esfuerces, tus párpados caen. El monitor se desenfoca, el motor del fórmula 1 se desvanece, Nacho Vidal se queda flácido. Nada bueno saldrá de lo que hagas durante la hora fantasma.

¿Por qué fantasma? Porque de repente cualquier sombra te distrae, cualquier ruido (que los hay, y muchos, y bien raros) hace que tu cuello gire como un resorte. Iluminado con la tenue luz de una bombilla de bajo consumo, pareces un paranoico puesto de LSD que busca presencias extrañas por toda la habitación.

Es momento de activarse. No puedes escapar de la hora fantasma sentado. Si alguien pudiera grabarte, serían tus minutos de zapping. En la tele aparecerías dando vueltas por la habitación como un puma encerrado en una jaula, haciendo ejercicios de estiramiento que jamás has probado, abofeteándote la cara como un deportista en un anuncio de After Shave… Cualquier cosa puede ocurrir.

Y de igual forma que llegó, la hora fantasma se desaparece. El sueño da paso a una renovada vitalidad. ¡Vuelves a la carga!

Las siguientes horas son extrañas. Por un lado no tienes sueño, pero notas que tus biorritmos van a una velocidad menor de la habitual. No tienes fallos cognitivos importantes, pero formar un pensamiento requiere el doble de tiempo. Es como conversar con un filósofo tartamudo. Interesante y exasperante a la vez.

Todo esto no hace sino alargar el proceso, y ese horario optimista que has calculado se cambia por otro mucho más realista que te indica que sí; vas a pasar la noche en blanco. Puedes notar como tus venas transportan más cafeína que sangre, y cada bombeo del corazón es una bomba de neutrones en tus sienes. Y continúas.

Es entonces, justo cuando estás a punto de terminar, cuando aparece la segunda hora fantasma. Emerge entre las seis y media y siete de la madrugada y es tan sutil como un gorila blanco en un barrio  “afrogorilero”. 

Sin darte cuenta tu cabeza se ha caído sobre el teclado, sobre el cigüeñal del fórmula 1 (¿lo tienen?), sobre el hermano mayor de Nacho Vidal. 
Dependiendo de tu fortaleza mental pueden pasar dos cosas. 

La primera es que despiertes al día siguiente enganchado a la letra K de tu ordenador por una baba viscosa, maldiciendo el no haber terminado, mientras la pantalla se llena de “kakas”. La segunda es que aguantes como un campeón, hagas un segundo round de estupideces que deberían ser grabadas para que las juventudes pudieran observar las nefastas consecuencias de la falta de sueño, superes la hora fantasma, y a eso de las 8 finalices el trabajo.

¿Final feliz? No. Porque superar la segunda hora fantasma tiene consecuencias. Para empezar, aunque te acuestes, no podrás dormir. Tu cerebro funcionará a la mitad de revoluciones durante el resto del día y verás todo lo que ocurre como si pasara a cámara lenta. Tus compañeros de piso, mecánicos, amigos de Nachete, pensarán que tienes alguna tara mental cuando te pases cinco minutos observando fascinado el halo que deja tu mano al moverla frente a tus ojos.  Y al día siguiente despertarás recordando las resacas Kalimotxeras de tu juventud.

Eso, sí. Trabajo terminado. Trabajo entregado. Y… ¡Mira que halo más chulo…!

¡Un abrazote!

P.D. Continúo resacoso… 

martes, 1 de abril de 2014

01 / 04 / 14



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