Se nota que ayer fue la final de la supercopa.
Después de un mes de bajar al chino a tomarme el café con leche mañanero, tranquilo, en silencio, leyendo el periódico de la mañana, hoy han vuelto los gritos, los desaires, los ultimátums, las predicciones Nostradamuseras, y las sentencias razonadas de los carajilleros que han sufrido en silencio la falta de temas de conversación veraniego.
Es una pena, porque ya me había acostumbrado a mis silenciosos compañeros que acompañaban sus cafés con copas de 103 con la cabeza gacha mientras renegaban en silencio para, de vez en cuando, levantar la cabeza y soltar un ¡Cómo está el mundo! y seguir inmediatamente con sus ensoñaciones alcohólicas.
No se puede tener todo, y como dice el refrán, si no puedes con ellos, únete.
Así que apuro mi copa de horchata y me engancho al griterío.
¡Un abrazote!
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