Bueno, ya está. Rajoy nos ha pedido perdón. Todo solucionado. Vuelta a la normalidad. ¿Veis qué fácil?
Yo usaré la misma táctica en la vida ordinaria. Perdón por llegar tarde, jefe. Y por no traer el trabajo. Y por considerarle una versión mejorada de los esclavistas egipcios. Pelillos a la mar.
Resulta curioso cómo perdonamos más rápido algo así que una alineación equivocada en el Bernabeu. Pero así somos. Aspañoles todos.
¡Un abrazote!
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