Para empezar, nunca sobra ropa. No se acumula en los armarios y no hay modelito, por feo que sea, que no sirva para acabar con la ocasional tiritera.
Se estrechan relaciones, y un abrazo nunca es mal recibido.
La comunicación se establece como factor primordial. Incapaces de moverse un milímetro bajo la tonelada de mantas que los estacan a la cama, parece obvio que el único juego divertido que queda es el de entablar conversación.
Además, el frío contrae los músculos faciales hasta tal punto que los labios se estiran formando una sonrisa jocosa, cálida (y un poco escalofriante, valga la dicotomía)
No digáis no al frío. Decid. n..nn...nnn..no.
¡Un abrazote!
P.D. Me extiendo como la nocilla en un pan bimbo. Comedme con igual fruición.
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