Cornerrollo del día
Hoy se me ha llevado el coche la grúa. El puteo sería menor si pudiera descargarlo en otra persona que no fuera yo mismo, pero no es el caso. En general, suelo aparcar en Montjuic, que es de los pocos lugares en Barcelona donde el aparcamiento sigue siendo gratuito. Tardo casi 15 minutos en llegar a casa pero vale la pena. Ahorro dinero y cuido mi figura sirenera sin necesidad de apuntarme a un gimnasio al que no acudiré.
Sin embargo, el sábado llegué tan cargado que decidí dejarlo en una zona de carga y descarga que hay frente a mi casa. Subí y… me olvidé de él. Esta mañana me he despertado con la típica sensación de “olvidas algo importante”. Le he dado vueltas y vueltas mientras me hacía el café, pero nada. Consciente de que cuando algo así sucede, presionar no sirve de nada, me he puesto a hacer mis cosas y de pronto, al sentarme en mi silla de despacho con ruedas… ¡Ostia, los donuts! Los he cogido del armario y ahí ha sido cuando he recordado que había dejado el coche mal aparcado.
He salido escopeteado con mi atuendo de estar por casa (super sexi), sin peinarme, con las pantuflas, el pelo a lo super guerrero nipón y las llaves del coche tintineando como los cascabeles de un carro tirado por caballos saltando las escaleras de tres en tres mientras las puertas de los vecinos se abrían para descubrir a qué se debía el escándalo. He salido a la calle resollando como un fuelle, los ojos inyectados en sangre y rastros de babilla blanquecina incrustada en la comisura de los labios.
La gente se apartaba como si estuviera infectado con la rabia. Alguno señalaba con estupor, una madre ha protegido a su niño de tres años tapándole los ojos y lanzándome una “miramadre” de reprobación y disgusto. Una abuela me ha regateado con su carrito de la compra y el pedigüeño de la esquina ha protegido su bote de monedas con ojos de furiosa determinación. Y al llegar… No estaba. ¡Mierda! Se lo ha llevado. La grúa. ¡La grúa! ¡LA GRU…! Y me he detenido porque todo el mundo sabe que si pronuncias tres veces Grúa en la calle, un aparcamiento gratuito se transforma en zona azul.
Desesperado, puteado y resignado, me he vuelto para casa. Me faltaba la típica botella envuelta en una bolsa de plástico para encarnar al esquizofrénico sin casa que sale en una de cada tres películas Hollywoodienses.
Al llegar, he puesto en orden mis pensamientos y he marcado prioridades. Averiguar dónde está el coche. Adecentarme. Ir a buscarlo. Tres sencillos pasos… Que no son tan sencillos. Para empezar, he buscado en la web del ayuntamiento. Como son gente inteligente, no te dan toda la información de golpe para que no se produzcan casos de infarto cerebral (hay que recortar en sanidad, ¿recordáis?) Así que primero te informan de los pasos a seguir: Averiguar dónde está tu coche (¿no había dicho yo algo parecido?) Las tasas que tendrás que abonar (primer mini infarto) y la multa que llegará más tarde (segundo mini infarto). Para encontrar tu coche te dan a elegir entre tres sistemas: puedes buscarlo en la web, enviando un SMS como si fuera un concurso de Envía TERELU SI TERELU NO al 902010 para conseguir una TERELU en miniatura, o llamar a un 901 de pago.
Como no me considero un playboy derrochador, he entrado en la web y, ¡sorpresa! No funciona. En NINGÚN navegador (para todos aquellos que queráis hablarme de Cookies, cackies y chuminus. Dejo la web para los “escepticons” wwww.bsmsa.cat ) He probado con el mensaje…¡Sorpresa! Sin respuesta. Y por último he llamado al 901 que, después de 10 minutos de opciones, me aconsejaba entrar en la web o enviar un SMS.
Cabreo nivel 9 y medio después, he conseguido contactar con un operador que no encontraba mi coche. A lo mejor te lo han robado… ¡Claro! ¡Una maravilla de la ingeniería de hace 20 años, que se aguanta gracias a las capas de mierda que se han ido incrustando con los años, es el caramelo prohibido de todo ladrón que se precie! Quince minutos después lo ha localizado… ¡Ah! Lo había puesto mal… (Como tu madre tu cerebro, imbécil), he decidido no adecentarme y me he ido al depósito.
Allí me he encontrado con una cola de colegas del puteo que se pueden catalogar según su expresión corporal. Hombros abatidos, mirada perdida, rictus de desprecio. Estos son los míos. Se lo han llevado y encima no puedes culpar a otra persona. Cuerpo en tensión, mandíbulas apretadas, paseos cortos en todas direcciones como una pantera enjaulada. Se han llevado su coche y están convencidos que no ha sido culpa suya. Nivel de peligrosidad elevado. Mirada de sorpresa, alguna sonrisa cómplice, fotografiando el evento… Turistas que contarán su batallita. Hay que evitarlos para que no haya un baño de sangre.
A la hora de pagar, me han informado que la grúa costaba 150 eurazos más 60 de multa que podía reducir a la mitad por pronto pago. (y he pagado con un pronto, claro). ¡Pero espera! A partir de las 4 horas te cobran además 2 euros por… ¡Estancia en parking! Nivel de puteo 10 sobre 10.
Me he llevado el coche, lo he aparcado en la montaña, me he ido a casa, y entonces, sólo entonces, es cuando me ha llegado el SMS diciéndome dónde podía recoger el coche.
¡Un abrazote!
P.D. Necesito mimos.
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